Pa' que te enteres

Granjeros de la capital toman Los Dinamos

En la sombra hace un frío que hace que duelan los huesos, en el sol. la luz no calienta. Quema. Así es el invierno en la Ciudad de México. El parque de Los Dinamos, en la delegación Magdalena Contreras, al sur-oeste de la Ciudad de México, no era la excepción.

Ahí los puestos estaban armados desde el sábado en la mañana, y los vendedores presumían sus productos desde temprano. Había de todo: lechugas, jitomate, fresas, pasteles, palomitas y hasta pulque. Todo hecho en Contreras.

El fin de semana pasado se dieron cita 50 productores locales en Los Dinamos para llevar a cabo el primer mercado granjero organizado por la delegación. Ahí todos buscaban vender su mercancía y darse a conocer.

Entre corrientes de viento frío comenzaron a trabajar desde temprano. Algunos vendedores tardaron hasta una hora en llegar porque la calle estaba cerrada y tuvieron que rodear el parque. Sin embargo, eso no importó. Ellos estaban ahí y querían vender.

Al preguntar qué era lo más popular, la gente contestaba sin dudarlo: el pulque. El puesto era atendido por Don Margarito Pérez, mejor conocido como “El Campeón del Pulque”.

Había de cinco diferentes tipos: curado de cereza, guanabana, avena, mango y natural. El sabor a fruta se hacía presente desde el primer instante, después el paladar se veía rodeado de un dejo de alcohol. Al final, un sabor extraño pero agradable.

El pulque es famoso por su viscosidad, pero este era diferente. Su textura era más parecida a la de un jugo muy concentrado, casi espeso, pero no baboso.

Las personas alrededor de puesto tenían un vaso de un litro lleno de la bebida. Entre chiste y risas se iban terminando eso que Don Margarito lleva preparando desde hace más de 35 años.

“Yo entré a esto porque me casé” cuenta el maestro pulquero. “Después de mi boda mi papá me dijo ‘ya, ya estás casado, ya tienes que trabajar y tienes que aprender a hacer esto’” recuerda Don Margarito.

El apodo de “Campeón del Pulque” se lo ganó en 2012, después de haber salido victorioso de una competencia nacional en la que productores de todo el país traían su mejor versión de la ‘bebida de los dioses’.

Actualmente Don Margarito vende su pulque en estos mercados y en su casa, la última del pueblo de San Nicolás, donde, rodeado de magueyes, vive y produce la bebida junto con su familia.

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A pocos puestos de distancia, se encontraba un puesto que vendía productos de amaranto. Ahí Regina vendía galletas, alegrías y amaranto natural, entre otras cosas.

Ella cuenta que comenzó a hacer esto de la mano de su tía. Con ella, compran el amaranto en Xochimilco, al sur de la ciudad de México, y lo llevan a su casa en Magdalena Contreras, para convertir la planta en estos productos.

Sin embargo, Regina no sólo busca quedarse ahí, ella lo que quiere es poder vender su mercancía en todo el mundo. “Hay muchos mexicanos que viven en europa o en Estados Unidos que nos han pedido que les llevemos porque lo extrañan” contó la emprendedora.

Para ella esto es un sueño a largo plazo, sin embargo, es algo que ella cree que se podrá lograr y que al mismo tiempo ayudará a los campesinos que aún viven en la capital del país.

A 20 metros de distancia había un local en el que chicos corrían mientras movían las manos por todos lados, repartían volantes y saludaban a todo el que pasara por enfrente. Ellos vendían pavo en diferentes presentaciones. Todo para ayudar a una fundación: Pavo Down.

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En su granja, estos jóvenes con síndrome de Down, acompañado de sus madres y hermanas, cuidan, pero no matan, a estas aves. Después buscan venderlas en espacios como este mercado. El proyecto, que surgió hace dos años, es una manera de darles trabajos formales y dignos a estas personas.

Los tres jóvenes que fueron al mercado sabían exactamente qué hacer, le daban un volante a todos los que pasaran para después salir corriendo y abrazar a algún conocido. Acto seguido, salían disparados a entregar más folletos.

Gabriela Mendoza, directora de la fundación, aseguró que ellos ya están acostumbrados a ir a este tipo de eventos, y por lo tanto ya saben qué hacer y cómo atraer a las personas a su local.

La mayoría de los locales contaban con un sello que colgaban con orgullo: Hecho en Contreras. De esta manera aseguraban que al comprarles algo se estaba apoyando a los productores locales.

El jefe de la demarcación, Fernando Mercado Guaida, explicó que con este sello, al igual que con la creación de estos espacios, la delegación busca apoyar a los productores para que se den a conocer y sigan fabricando sus productos.

El mercado estuvo abierto sólo un fin de semana, con la promesa de instalarse nuevamente en febrero. El viento frío movía las lonas de los puestos. Mientras la gente recorría el mercado, otros jugaban futbol o escuchaban a la banda que tocaba desde una tarima.

Los productores quitaron sus puestos, y, entre el sol abrasador, la sombra helada y el viento juguetón, fueron retirándose uno por uno de aquel espacio en el parque de Los Dinamos, al sur-oeste de la Ciudad de México, con la esperanza de regresar unos meses después.

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